Hubo un amigo, Javi que me ayudó muchísimo a superarlo, sin él hoy no estaría escribiendo estas líneas.
Un buen día salí con Javi y con mi peque Naiara a dar una vuelta. La verdad es que se preocupaba mucho por ella y cuando vi a su ex-pareja no me sentí especialmente bien.
Al día siguiente hablamos por teléfono, y al otro, y al otro, y cada día que pasaba no dejaba de pensar en él, cuando no hablábamos lo encontraba a faltar y la verdad es que no entendía lo que me estaba pasando, no podía ser que después de tantos años de conocernos me hubiera enamorado de él, me negaba a aceptarlo ya que éramos muy buenos amigos y no quería perderle.
Cada día que hablaba con él notaba que ese amor que sentía se hacía más y más fuerte pero no sabía como decírselo. Un buen día hablando por el chat notaba que le pasaba algo y le pregunté que si tenía algo que decirme, me dijo que no. Al día siguiente me dijo que si yo tenía algo que decirle que se lo dejara caer, así que decidí contárselo, ya no podía más. Cual fue mi sorpresa que él sentía lo mismo por mi.
Al día siguiente empezamos a salir, y caprichos del destino, era el mismo día y mes que había empezado con Julio hacía una década, tenía que ser una señal.
Aunque hace muy poco que estamos juntos ha aceptado a mi hija como parte de nuestra relación, y tengo que decir que… ¡Quiero a mi osito más que nada en este mundo!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario